El taller Celebrar a lo Grande ha crecido con los años convirtiéndose en un espacio clave de encuentro e inclusión para los adultos mayores de Estación Juárez Celman. Sin embargo, no muchos conocen su historia y origen. ¿Cómo comenzó este espacio? ¿Qué lo hace tan especial?.
Para conocer más, conversamos con su creadora, Carolina Costero, quien desde el corazón y la experiencia ha construido no solo un taller, también una comunidad.
El origen: de un deseo personal a una política pública
Todo comenzó con una pregunta personal: ¿Cómo me gustaría vivir mi propia jubilación?. Esa inquietud llevó a Carolina a interesarse por trabajar en torno a la vida del adulto mayor. A partir de ello, realizó una diplomatura en gerontología donde comenzó a construir las ideas que más tarde darían vida a Celebrar a lo Grande.
“El nombre es capcioso”, explica Carolina, “se celebra a lo grande, no solo por la edad, sino por lo fantástico y hermoso que se puede llegar a construir y hacer para el adulto mayor.”
Primeras ideas, primeras actividades y la construcción de una equipo
Antes de que el programa tuviera su nombre, ya se estaban sembrando las bases para conocer quiénes lo integrarían. A partir de las experiencias vividas dentro del curso de asistencia geriátrica en donde se dictaban actividades como juegos recreativos para adultos mayores y personas con discapacidad, se comenzó a hacer una identificación del personal que lo integraba con la vocación y el profesionalismo para formar equipo en lo que luego sería Celebrar a lo Grande.
Junto con esto, se realizó un exhaustivo relevamiento de todos los adultos mayores de 65 años en la localidad. De este trabajo nació un padrón que aún hoy se utiliza para planificar actividades tomando en cuenta los intereses reales y diversos de quienes lo integran. “La primera actividad no tuvo mucha convocatoria, pero nos dio el mapa que necesitábamos para entender qué cosas realmente movilizan al adulto mayor”, recuerda Carolina.
Un programa que transformó y movilizó a una ciudad
Hoy Celebrar a lo Grande no solo es un taller: es una red, un símbolo y un cable a tierra para quienes participan. Resultó ser un espacio en donde personas en silla de ruedas pueden bailar folklore, donde las promotoras trabajan para adaptar cada espacio y donde se piensan las actividades con ternura y profesionalismo. Todo está diseñado para no dejar afuera a nadie.
Su crecimiento ha llevado al taller a ser invitado a la legislatura y próximamente al museo Evita. El mismo tiene sus propios abanderados, representados justamente por las personas en sillas de ruedas, y se ha convertido en una referencia para la ciudad.
Actividades, eventos y comunidad
A lo largo del año, el taller mantiene un ritmo constante en la semana donde, todos los lunes, se dan talleres de recreación, charlas sobre tecnología, sexualidad, nutrición y actividades de deporte adaptado realizadas en conjunto con el área de deportes de la municipalidad. A esto se suman los eventos esperados por toda la comunidad. El cierre del año pasado, con estética de los años 80, reunió a más de 90 personas. El evento el Señor y la Señora Primavera, que contó con la participación de más de 150 personas.
Las actividades de verano se realizan todos los sábados y suelen contar con más de 50 personas. Se ofrecen actividades de natación, juegos didácticos y de mesa, etc. La apertura de este año se llamó “Sucia y sus Paquitas” y consistió en un sketch cómico, acompañado de música en vivo y baile con temática de carnaval.
Todo lo que se ve – los centros de mesa, accesorios, maquillajes, etc. – son hechas por las mismas promotoras y participantes.
Proyecto y futuro
Lejos de ser un espacio estático, Celebrar a lo Grande sigue creciendo y avanzando. Para el cierre de este año, ya se piensa en una nueva propuesta que promete incluir actividades para incentivar y motivar a quienes participen.
Con cada iniciativa y acción, el programa reafirma su razón de ser: construir comunidad desde el afecto, la inclusión y la dignidad. Carolina resume el propósito del taller en: “Volver a tener ganas” como una de las motivaciones que promueve y genera este espacio para los adultos mayores, sin importar las posibilidades físicas o experiencia previa.