“Luli” Moyano se prepara para volver a las canchas a jugar con todo

Tras superar una lesión y luego una cirugía, la tenista de Estación Juárez Celman pasó por la ciudad y se llenó del amor de su familia y su gente. Ahora, vuelve a Buenos Aires para retornar con entrenamientos y su pasión con la raqueta.

Con la ansiedad y los nervios a flor de piel para estar plena y recuperada por completo, y tras haber pasado unas semanas junto a su familia en Estación Juárez Celman, la tenista local Luciana Moyano vuelve a Buenos Aires.

Hay dos objetivos: terminar de recuperarse de una cirugía de apendicitis, y volver a calzarse las zapatillas, tomar la raqueta y a pelotear con todo para disputar torneos otra vez.
A sus 18 años, “Luli” es una talentosa, corajuda y habilidosa tenista cordobesa que ha brillado ya en varios torneos nacionales y hasta internacionales como Wimbledon, Roland Garros, el US Open y el Australia Open, entre otros, en la categoría “Junior”.

Ahora, ya pasó al nivel profesional y quiere jugar otra vez.
Los últimos meses no fueron fáciles para ella.

En noviembre de 2023 sufrió una fractura de tibia en la pierna izquierda que la obligó a frenar del todo. Fue un golpe, pero no una caída para ella.

Con paciencia, cuidados y mucha perseverancia pudo regresar a lo que más ama: tomar la raqueta y entrar a las canchas.
Su dedicación y perseverancia le permitieron disputar torneos en Buenos Aires y en Brasil, donde se lució.

Sin embargo, los caminos de la vida le tenían otro desafío. En julio pasado, y cuando la lesión de la pierna ya era un mal recuerdo, llegó la apendicitis. La sorprendió en Buenos Aires, donde se instaló.

“Todo se descubrió después de jugar un partido. Empecé a sentir un dolor muy fuerte. Pensamos que era un dolor por una lesión o algo así. Pero no. No podía dormir. Llamé a mi papá, quien se comunicó con mi entrenador y él me llevó a un hospital. Me dejaron internada”, cuenta Luciana.

El cuerpo médico no tardó en diagnosticarle que debía ser operada de apendicitis.
Tras la cirugía, de la que salió muy bien, regresó a Estación Juárez Celman: su gran hogar.

“Tenía mucha bronca y pena porque había vuelto a jugar y me agarró esa apendicitis. Ya había tenido lo de la pierna que me había alejado de las canchas y, cuando ya había vuelto, me agarró esto… Pero volví con mi familia, a mi casa, a mi ciudad de Estación Juárez Celman y me recuperé, aunque falta un poco”, dice la joven tenista.

Luciana cuenta que abrazó la raqueta apenas empezó a caminar. La explicación es simple: sus padres Gustavo y Teresa tenían un club de tenis y la pequeña “Luli” no tardó en enamorarse de ese hermoso deporte. Además, sus hermanos Matías, Agustín y Valentín fueron pilares para ella a la hora de enseñarle las nociones básicas.
A los 6 años, ya jugó su primer torneo y llegó hasta la final.
Desde entonces, no paró más.

Su familia fue y es su gran sostén y empujón.

Pero ha sido ella quien, a fuerza de pasión y dedicación comenzó a avanzar y hacerse su propio camino. Un camino que la llevó a participar de importantes certámenes.
En ese marco, en 2023 participó en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, donde vivió una gran experiencia.
El cierre de año la encontró lamentablemente con la lesión en su pierna y tuvo que parar por un tiempo.

“Me dio mucha bronca porque me frenó todo. Y cuando volví a recuperarme y a jugar de nuevo me agarró la apendicitis que me volvió a parar. Pero bueno, son cosas de la vida. Mi familia ha sido y es mi gran contención. Verlos y estar con ellos es mi gran contención”, señala esta joven fanática de la jugadora bielorrusa Aryna Sabalenka, como así también del español Rafael Nadal.

Si bien en su voz hay un dejo de rabia contenida por estos parates, en su fibra íntima esta querida y destacada vecina de Estación Juárez Celman sabe que son pruebas y desafíos de la vida y que saldrá adelante. Sabe que le esperan grandes partidos y torneos por disputar. Su objetivo es crecer en el ranking de tenistas profesionales femeninas (la WTA).

Tiene fuerza, tiene pasión, tiene dedicación. Tiene con qué. Un horizonte vuelve a abrirse en su camino.

 

 

 

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